31 julio 2018

Faena

Tommy está nervioso. No recuerda haber sentido una sensación igual en su vida. Ni siquiera la vez en que de regreso de la vaquería a casa, jugando al molinillo con la vieja lechera y por un fatídico error de cálculo, desparramó por el barro casi la totalidad de la leche. El capón que recibió de su madre fue poca cosa comparado con lo que le esperaba a última hora del día cuando regresase su padre del trabajo.

Pese a saber lo que se le venía encima, o justo por eso, recuerda que las horas siguientes las pasó inquieto moviéndose de un lado para otro en el minúsculo cuartucho que compartía con sus dos hermanos y donde su madre le había hecho entrar a zapatillazos castigado.

Hasta que a la noche su padre no le hizo probar su cinturón, no se le pasó ese nudo en el estómago que tanto le atenazaba impidiéndole hasta respirar. Los nervios al fin se desvanecieron aflorando en su lugar un dolor punzante en las nalgas que hizo que los lagrimones resbalasen sin resistencia por sus mejillas formando churretes hasta la barbilla.

El malestar que siente esta noche es muy distinto. En pocas horas, mucho antes del alba, su vida cambiará para siempre. En la penumbra, tendido sobre el camastro, mantiene la mirada fija en un bulto parduzco semejante al pellejo de un animal que descansa sobre el tosco baúl de castaño. Jersey de cuello vuelto, peto, chaqueta, calcetines, guantes y gorra. Todos ellos recompuestos una y otra vez a remiendos. Bajo la banqueta, las desvencijadas botas, dos tallas más grandes, que deberá calzarse con trapos en su interior si no quiere ir dejándolas atrás a cada paso. Harapos heredados de su hermano Alan, dos años mayor que él, que ya no necesitará más tras la tragedia del pasado invierno.

Fue él el que le habló del frío y la humedad, del aire irrespirable, de la oscuridad y la claustrofobia. Es su fantasma y el recuerdo de su rostro ausente y triste, de su mirada sin vida y su cuerpo siempre entumecido el que le produce ese nerviosismo incontrolable, ese miedo atroz a despertarse mañana, cuando cumplirá los diez años y, como todos a esa edad en el condado, tendrá que descender por primera vez a las entrañas de la tierra a trabajar.




21 julio 2018

Impacto

Un fuerte estruendo alerta a los feligreses. Desconcertados, no se explican cómo tras siglos ahuyentando a los espíritus de la catedral, yace desplomada y esparcida sobre el adoquinado. Ignoran que los ojos de una hermosa doncella se alzaron clavándose por vez primera en sus grotescos ojos, resquebrajando su pétreo corazón.



15 junio 2018

Caballo perdedor

La suerte, la mala, se adhirió a mi piel tras nacer. Enraizado en mi fragilidad, sucumbí ante falsos cantos de sirena que me malearon debilitando mis alas hasta que, una negra noche, en un negro portal de un negro callejón, un último caballo plateado galopó desbocado por mis venas, quebrándolas.



04 junio 2018

Renacimiento

El espacio es cada vez más limitado y ya casi no consigo estirar las piernas. No me puedo mover. Me exaspero porque me siento exultante y lleno de energía. Haré lo que antes nunca me atreví a hacer, y lo que ya hice, lo haré mejor. Sé que esta vez lo haré mucho mejor. En la primera intentona, recuerdo que el miedo me obstaculizó. Pronto culminará el tránsito y será el momento de superarse. Hasta entonces, esperaré paciente a que llegue la hora. La hora de nacer y reemprender el viaje de la vida.




17 mayo 2018

Bienvenido

Tras una intrincada exploración, halló una de aquellas tribus. Sus féminas, despreocupadas, nadaban en el gran río. Se acercó exultante. Minutos después allí estaba, chapoteando en una gran bañera, con el agua cada vez más calentita y con aquellas buenas gentes alrededor escudriñándole con esa enigmática expresión en los ojos.



12 abril 2018

Sacrificio y entrega

Exhausto tras la faena, fuma un cigarrillo en cubierta. Es su última marea y su mente anhelante surca el océano hasta tierra firme. Por estribor, una colosal ola rompe arrastrando el cuerpo desprevenido de Nico, engulléndolo bajo las gélidas aguas de un mar que, jamás, brinda riquezas sin cobrarse tributo.




02 marzo 2018

Lindísima

Al despuntar un nuevo día, y con los primeros rayos de sol regalando su placentera calidez, se despereza. Ufana, despliega y mece sus bellos pétalos acampanados de un intenso escarlata aterciopelado. Rodeada de acres de espigas pardas de centeno, destaca. Eso piensa el labriego que, rudo, la arranca de raíz.